Son las cinco de la madrugada en pleno mes de junio. He quedado para subir a Pirineos por primera vez pero al final me encuentro que quien me iba a acompañar se borra de la actividad; así que me planteo seguir o no adelante con la aventura. ¡Qué narices! ¡Vamos!.
Tras algo más de hora y media de coche llego a la Collada de Fontalba donde aparco el coche. Mi objetivo: el Puigmal, por circunstancias de última hora, en solitario.

Salgo deprisa y sigo el sendero más evidente que pasa cerca de una fuente. Al cabo de un rato me doy cuenta de que he errado el camino y me estoy dirigiendo directamente al Santuari de Nuria. Decido continuar y, una vez allí, encarar la ruta hacia el Puigmal sin complicarme la vida. No me apetece recular y empezar de nuevo.

Llego a una zona conocida como La Fita, donde el camino hace un giro para encarar ya directamente la bajada a Nuria.